martes, 27 de enero de 2015

VERSOS CANCIONES Y TROCITOS DE CARNE de César Pérez Gellida


"Versos, canciones y trocitos de carne" es el título de la trilogía que nos trae César Pérez Gellida y que está compuesta por las novelas "Memento mori", "Dies irae" y "Consummatum est". 

Si fuera justa y totalmente honesta la reseña de la trilogía se reduciría a ponerme de pie y:



Pero supongo que me lo tengo que currar un poco para que sigáis leyendo este humilde blog, que si no, mal vamos.

Creo que esta es la reseña que más me ha costado escribir. Y se la debo a César hace tiempo. He debido de empezar a escribir esto como siete u ocho veces, y al final he necesitado reposar las novelas unos meses para poder redactar algo medio digno. Estar a la altura de la perfección de la trilogía, es directamente imposible. Y espero que César sepa perdonarme.

En “Versos, canciones y trocitos de carne”, Pérez Gellida nos relata la historia de Augusto Ledesma, un asesino en serie, y Ramiro Sancho,  el investigador de homicidios que le sigue la pista a lo largo de la trilogía y a lo través de toda Europa. Eso sí, no estarán solos. Una serie de personajes (maravillosos, entrañables, oscuros, maquiavélicos,…) les acompañarán en esta aventura. Una trilogía que conjuga la investigación criminal con la poesía, la literatura y la música. Una trilogía imprescindible para los amantes de la novela policíaca.

En “Memento mori” la acción se sitúa en Valladolid, conocemos a los personajes, los primeros pasos de Augusto Ledesma como asesino en serie y de su alter-ego, Orestes. Uno el cerebro, el otro el brazo ejecutor. Es increíble como César consigue que la historia no pierda ni un ápice de interés, aún conociendo desde la primera página quién es el asesino. Todo lo contrario, consigue que la intriga y la emoción vayan aumentando a lo largo de cada página.

Mi intención inicial era leer la primera novela de la trilogía, y si mi gustaba (como así fue) dedicarle unas líneas aquí. Pero eso no pudo ser así. Según terminé el primer libro directamente me sumergí en el segundo. Era imposible dejar de leer.

En “Dies irae”, hay un pequeño giro en el estilo narrativo, al aparecer partes narradas en primero persona por Augusto Ledesma. A mí, me ha resultado totalmente hipnotizante este personaje en esta segunda parte. Hay un capítulo, titulado ‘Como un lazo en un ventilador’, que es una brutal conversación entre los personajes de Augusto y Orestes, un diálogo que para mí es la perfección. Sin embargo, después de éste, la historia da un vuelco que hizo que yo, directamente, me quedara con cara de gilipollas. Sublime.
A destacar también que parte de la acción de esta segunda novela se desarrolla en la Guerra de los Balcanes. La condición de historiador del autor hace que esté tan bien narrada que hasta yo, que soy una  total ignorante del tema, siga la historia sin ningún problema.

Cuando finalicé “Dies irae", una vez más, no pude pararme ahí. No podía consentir que el pérfido César me dejase con la intriga de conocer el desenlace.

Y dicho desenlace se produce en “Consummatum est”. Al empezar el tercer libro es posible preguntarse si el autor será capaz de mantener el nivel de los otros dos, si no se le habrá agotado la fórmula. Pues no, no se le ha agotado, ya os lo digo. Aquí se descubre una red de personajes tejida como una auténtica tela de araña, revelando los verdaderos lazos y personalidades de cada uno de ellos, sin dejar un cabo suelto, y consiguiendo que el lector se quede, directamente, con la boca abierta.

Recuerdo que un día hablando con él, comentábamos la grandeza de otro escrito de gran éxito, porque narra las historias con un rigor absoluto pero de tal forma que cualquier persona no versada en el asunto puede entenderlo perfectamente. Pues he descubierto que César Pérez Gellida es de los que tiene esa grandeza. 

Por cierto, en la firma de “Memento mori”, César me puso “…confío en poder robarte unas cuantas horas al sueño.” ¡¡¡Qué cab**n!!!

Atentos, que el día 5 de marzo sale su nueva novela: “Khimera”. Y supongo que ya sabéis de una que no se la piensa perder. 

Y por último quiero dar las gracias a Esteban Navarro por haberme descubierto a este tremendo escritor y haberme presentado a esta gran persona.